Hawk entró al mundo del skate gracias a su hermano Dani Hawks y a su amigo Kim Oky. El propio Hawk se describe en su biografía como "una pesadilla". Era hiperactivo y muy exigente con él mismo. Sus padres, preocupados, hasta pidieron la ayuda de un psicólogo escolar, que les dijo que su hijo tenía la mente de un adulto atrapada en un cuerpo de un niño de ocho años. A los 9 años, su hermano le regaló un monopatín que le cambiaría la vida.